jueves, 29 de noviembre de 2007

La anticoncepción, el aborto y la virginidad.







Todos, desde muy temprana edad, nos preguntamos con quién vamos a vivir, disfrutar y compartir nuestro futuro. En ese momento nos planteamos un plan de vida en el que estará como objetivo tener un esposo o esposa acompañados de varios niños. Todos hemos querido y podido alcanzar este objetivo, pero hay personas que cometen ciertos errores, con los mismos que quedarán atados a una vida melancólica y triste. Entre estos errores están la perdida de la virginidad antes del matrimonio y el aborto. Ambos están conectados, ya que, si se comete uno de estos actos es posible que los dos se presenten, es decir, que si una chica tuvo un hijo con otro chico, antes del matrimonio, puede que esta pareja opte por deshacerse de esta bendición con el aborto.

 

El aborto es la interrupción de un embarazo antes de las 20 semanas de gestación o con un peso fetal menor a 500 gramos. Hay dos tipos de aborto que son: el espontáneo y el provocado. El espontáneo se produce por alguna enfermedad que obliga, naturalmente, a la madre a abortar, en cambio, el provocado se produce por ciertas maniobras destinadas a matar al ser humano. El aborto provocado, en muchos casos, se da porque la madre no quiere recibir al hijo por razones económicas, sociales, eutanásicas, etc.

 

Actualmente, existen ciertas sustancias u objetos que previenen los embarazos no deseados, y como consecuentes de éstos, los abortos. Estas sustancias u objetos son denominadas como anticonceptivos Existen dos clases: los anticonceptivos y los falsos anticonceptivos. Entre los más conocidos de los anticonceptivos están los preservativos. Estos impiden el paso de los espermatozoides al útero. En numerosas ocasiones éstos pueden fallar, ya que, pueden tener una pequeña grieta, a causa de las deficiencias del látex. Esta grieta puede producir el transporte de numerosos virus mortales.

 

En la cultura en que vivimos se ha impulsado el “sexo seguro”, tener relaciones sexuales con preservativo. Todo esto permite el libertinaje y justifica un antivalor como el que ha sido mencionado anteriormente. Muchas veces nos preguntamos porque la sociedad se ha degenerado tanto y ésta es una de las respuestas, si no cambiamos esta forma de pensar no podremos progresar como personas intelectuales y nuestro futuro estará en manos equivocadas.

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